Además, a todos los que Dios les da riquezas y posesiones, les da también la capacidad de disfrutar de estos dones, de estar agradecidos por lo que se les da y de disfrutar del trabajo que hacen. Esto también es un regalo de Dios para nosotros.
Pero diez de ellos suplicaron a Ismael: “¡No nos mates! Tenemos cosas buenas escondidas en los campos: trigo, cebada, aceite de oliva y miel”. Así que Ismael no los mató junto con los demás.
La gente buena produce lo que es bueno de las cosas buenas que ellos atesoran de lo que guardan por dentro. Las personas malas producen cosas malas de lo malo que guardan dentro de ellos. Lo que llena las mentes de las personas se evidencia en lo que dicen.