Cuando se hace justicia, los justos se alegran; pero los que hacen el mal se espantan.
¡Alaben al Señor! ¡Felices son los que lo respetan, quienes aman seguir sus mandamientos!
Me deleitaré en seguir tus mandamientos, y no olvidaré tus enseñanzas.
Si no fuera porque amo tus enseñanzas, mi sufrimiento me habría matado.
Dios mío, estoy feliz de hacer tu voluntad, tu ley guía mis pensamientos”.
El camino del Señor protege a los que hacen el bien, pero destruye a los que hacen el mal.
El Dios de justicia ve lo que sucede en las casas de los malvados, y los derriba hasta el desastre.
El que se desvía del camino del entendimiento termina con los muertos.
¿Por qué dejarte intoxicar por una mujer inmoral? ¿Por qué aferrarte a los brazos de la mujer que actúa como prostituta?
Llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que ser feliz y procurar lo bueno de la vida.
Te unes a los que se alegran y a los que hacen lo correcto y se acuerdan de seguir tus caminos. Pero cuando seguimos pecando, te enfadaste. ¿Cómo podemos salvarnos si seguimos así?
Entonces yo les diré: ‘Yo nunca los conocí a ustedes. ¡Apártense de mi, practicantes de la maldad!’
Jesús les explicó: “Mi comida es hacer la voluntad de Aquél que me envió y completar su obra.
Mi ser interior se deleita en la ley de Dios,