El Señor nos dio orejas para oír y ojos para ver.
Abre mis ojos para así poder entender las maravillas de tu ley.
¿Creen que el creador del oído no puede oír? ¿Acaso creen que el creador de los ojos no puede ver?
“¿Quién le dio la boca a la gente?” le preguntó el Señor. “¿Quién hace a la gente sorda o muda, capaz de ver o ciega? Soy yo, el Señor, quien lo hace.
La crítica constructiva de los sabios a quien escucha el consejo, es como un anillo de oro y un collar de oro fino.
En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del rollo, y los ojos de los ciegos verán a través de la oscuridad lo que allí está escrito.
para abrir sus ojos y que así puedan volverse de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás hacia Dios, y que así reciban perdón por sus pecados y un lugar con aquellos que son justificados por creer en mí’.
Y si todo el cuerpo fuera un ojo, ¿cómo podríamos escuchar? O si todo el cuerpo fuera un oído, ¿cómo podríamos oler?