Disciplina a tu hijo cuando aún hay tiempo, pero no lo mates.
Los que no disciplinan a sus hijos, los odian. Los que aman a sus hijos los disciplinan con cuidado.
Los que se enojan con facilidad tienen que pagar el precio por ello. Si les ayudas, tendrás que hacerlo de nuevo.
Los niños son ignorantes por naturaleza. La corrección física les ayudará a entrar en razón.
Una persona sin dominio propio es como una ciudad expuesta, cuyos muros están agrietados.
La disciplina y la corrección proporcionan sabiduría; pero el hijo que no recibe disciplina es una vergüenza para su madre.
Disciplina a tus hijos, y no te causarán preocupaciones. Te harán muy feliz.
Si alguien tiene un hijo obstinado y rebelde que no obedece a sus padres y no les obedece ni siquiera cuando está castigado,