Escuchar chismes es como comer bocados de tu comida favorita. Llegan hasta lo más profundo.
Hacen planes para ver a la gente sufrir; sus palabras cortan como un rastrillo afilado, ¡Mentirosos!
Las palabras apresuradas pueden ser tan cortantes como un cuchillo, pero las palabras de los sabios traen sanidad.
Las personas rencillosas causan conflictos, y el chisme nace entre los amigos más cercanos.
Los necios caen por sus propias palabras. Sus propias palabras los enredan en una trampa.
La pereza y la destrucción son hermanos.
“No vayas por ahí difundiendo falsos rumores sobre la gente. No te quedes callado cuando las vidas de otros están en peligro. Yo soy el Señor.