Moisés le explicó esto a los israelitas, pero ellos no lo escucharon, porque estaban muy desanimados, y por el duro trabajo que se veían obligados a hacer.
Nos enorgullecemos en el hecho—y nuestra conciencia lo confirma—de que hemos actuado de manera apropiada con las personas, especialmente con ustedes. Hemos seguido los principios de Dios de santidad y sinceridad, no conforme a la sabiduría mundanal, sino por la gracia de Dios.