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Referencias Cruzadas
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Proverbios 17:8

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Los que practican el soborno creen que tienen una piedra mágica, y creen que tendrán éxito dondequiera que vayan.

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19 Referencias Cruzadas  

200 cabras hembras, 20 cabras machos; 200 ovejas, 20 carneros;

Así que los regalos iban adelante mientras Jacob pasaba la noche en el campamento.

“Si tiene que ser así, entonces esto es lo que harán”, respondió Israel. “Llévense lo mejor que produce nuestro país. Empaquen sus bolsas con regalos para este hombre: bálsamo, un poco de miel, especias, mirra, pistachos y almendras.

Bajó su mano desde arriba, me agarró y me sostuvo. Él me sacó de las aguas profundas.

Se levanta sobre una parte del cielo y cruza hasta el otro lado. Nada se esconde de su calor.

Levántate, Señor, ¡Porque eres fuerte! ¡Cantaremos y te alabaremos por tu poder!

La voz del Señor es poderosa; la voz del Señor es majestuosa;

“No aceptes sobornos, porque un soborno ciega a los que pueden ver y socava las pruebas de los honestos.

Los malvados toman botines ocultos para tergiversar el curso de la justicia.

Un don abrirá puertas para ti, y te llevará a la presencia de personas importantes.

Un regalo dado en secreto calma la ira, y un botín oculto apacigua el furor.

Extorsionar a los demás convierte a los sabios en insensatos, y aceptar sobornos corrompe la mente.

Sus dirigentes son rebeldes, amigos de ladrones. A todos les gustan los sobornos y quieren recibir sobornos. No defienden los derechos de los huérfanos, y se niegan a ayudar a las viudas.

Porque conozco la magnitud de tu maldad y muchos pecados. Tú oprimes a los inocentes y aceptas sobornos, impidiendo que sean tratados con justicia en las cortes.

Son expertos en hacer el mal; tanto los oficiales como los jueces piden sobornos; los poderosos exigen según sus ambiciones malvadas; y conspiran juntos para obtener lo que desean.

No perviertan la justicia ni muestren favoritismo. No aceptes un soborno, porque un soborno ciega a los sabios y tuerce las palabras de los verdaderos.

David aceptó de Abigail lo que le había traído y le dijo: “Puedes irte a casa en paz, porque estoy de acuerdo con tu consejo y te concedo tu petición”.




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