El Señor odia los pensamientos de los malvados, pero honra las palabras de los puros.
Ojalá te alegres de las palabras que hoy hablo, y los pensamientos que hoy pienso, Señor, mi roca y mi Redentor.
Fui movido a escribir sobre esto. Déjame compartir lo que he escrito para el rey. Lo que diré viene de la pluma de un hábil escritor.
El Señor odia las mentes perversas, pero se complace con los que viven una vida de obediencia.
Una buena respuesta trae alegría a sus oyentes. ¡Cuán bueno es oír la palabra acertada en el momento correcto!
El Señor derriba la casa de los orgullosos, pero protege los límites de la casa de la viuda.
Los que codician las ganancias ilícitas acarrean problemas para sus familias. Pero los que aborrecen el soborno, vivirán.
Las palabras bondadosas son como un panal de miel, su sabor es dulce y aportan salud al cuerpo.
Los planes que hacen los tontos son de pecado. Todos aborrecen a los que se burlan de otros.
Limpia el mal de tu corazón, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo te aferrarás a tus malos pensamientos?
Porque lo que sale de la mente son pensamientos malos, asesinatos, adulterio, inmoralidad sexual, hurto, falso testimonio, y blasfemia,