El camino de los perezosos está lleno de espinas, pero el camino de los justos es una autopista abierta.
¿Quiénes son los que respetan al Señor? Él les mostrará el camino a elegir.
Señor, Enséñame tu camino y guíame por el camino correcto, porque mis enemigos están contra mí.
Guíame, Señor, tú que siempre haces lo recto, y sálvame de mis enemigos. Muéstrame con claridad tu camino.
La bondad del inocente lo mantendrá en el buen camino, pero los malvados tropezarán y caerán por su propia maldad.
Los irascibles provocan los problemas, pero los que tardan en enojarse ayudan a sosegar los conflictos.
Un hijo sabio trae alegría a su padre; pero un hombre necio aborrece a su madre.
Los perezosos dicen: “Hay un león allá afuera. ¡Si salgo podría morir!”
Solo hay espinas y trampas en el camino de los corruptos. Los que estiman sus vidas se mantendrán lejos de ellos.
Los perezosos son los que dicen: “¡Hay un león en el camino, un león por las calles!”
Recuérdalo en todo lo que hagas, y él te mostrará el camino correcto.
¡Ve y observa a las hormigas, holgazán! Aprende de lo que hacen, para que seas sabio.
Mis palabras son fáciles de entender para todo el que tiene entendimiento. Son rectas para el que tiene conocimiento.
Cuando caminen a la derecha o a la izquierda, oirán detrás de ustedes una voz que les dirá: Este es el camino a seguir.
Allí habrá una carretera, un camino llamado “El camino de la santidad”. Ningún malvado viajará por ella, sólo los que siguen el Camino. Los necios no irán por allí.
El dirá: Construye una carretera, quita todo lo que estorba a mi pueblo.