Los malvados son destriudos y olvidados. Pero la familia de los que hacen el bien permanece firme.
Tu casa y tu reino serán eternos; tu dinastía estará segura para siempre”.
y que tu verdadera naturaleza sea honrada para siempre, y que el pueblo declare: ‘¡El Señor Todopoderoso es el Dios de Israel!’ Que la casa de tu siervo David siga estando en tu presencia.
El rey ordenó que se hiciera esto. Se emitió un decreto en Susa, y empalaron los cuerpos de los diez hijos de Amán.
Pero los ojos de los malvados fallarán, no podrán escapar, y su única esperanza es la muerte”.
Sabiendo lo que han hecho, los derriba en una noche y los destruye.
Dentro de poco los malos no existirán más, y aunque los busques no los encontrarás.
Cuando azote la tormenta, los malvados no sobrevivirán; pero los que hacen el bien estarán salvos y seguros por siempre.
De algo puedes estar seguro: los malvados no se quedaran sin castigo, pero los justos serán salvos.
Las personas son estimadas cuando hablan con sensatez, pero los que tienen mentes perversas son aborrecidos.
La mujer sabia construye su casa; pero la mujer necia, la derriba con sus propias manos.
La casa de los malvados será destruida, pero la tienda de los justos prosperará.
El Señor derriba la casa de los orgullosos, pero protege los límites de la casa de la viuda.