Así como el vinagre irrita los dientes y el humo irrita los ojos, los perezosos irritan a sus empleadores.
El mensajero fiel es un fresco para su maestro, como la nieve fresca en un día caluroso de siega.
Cantar canciones alegres a quien tiene el corazón quebrantado, es como quitarte el abrigo en un día de frio, o poner vinagre en una herida abierta.
Confiar la entrega de un mensaje en manos de un tonto, es como cortar tus pies o beber veneno.
¡Ve y observa a las hormigas, holgazán! Aprende de lo que hacen, para que seas sabio.
Dicen a los demás: ¡Mantengan la distancia! No te acerques a mí, pues soy demasiado santo para que me toques. ¡Esta gente es como el humo en mis narices, un hedor que arde todo el día!
Pero su amo le respondió: ‘¡Eres un siervo malo y perezoso! Si crees que siego donde no sembré, y que recojo cosechas que no planté,
No sean perezosos para el trabajo arduo; sirvan al Señor con un espíritu entusiasta.
No sean espiritualmente perezosos, sino sigan el ejemplo de los que por medio de su fe en Dios y paciencia son herederos de lo que Dios ha prometido.