Todo esto sucedió porque el pueblo de Israel había pecado contra el Señor, su Dios, el que los había sacado de Egipto, salvándolos del poder del faraón, rey de Egipto. Habían adorado a otros dioses,
Pero ahora veo a los profetas de Jerusalén haciendo algo aún más repugnante: Cometen adulterio y sus vidas son una mentira. Apoyan a los malvados, para que nadie deje de pecar. Para mí todos son como Sodoma; la gente de Jerusalén es como Gomorra.
Durante el reinado del rey Josías, el Señor me dijo: ¿Has visto lo que ha hecho el infiel Israel? Se ha prostituido en todo monte alto y bajo todo árbol verde.
Se entregó sexualmente a todos los hombres importantes de Asiria. Se hizo impura por su adoración a todos los ídolos de esos hombres con los que quería tener sexo.
“Mi pueblo pide consejo a sus ídolos de madera y sus cetros de adivinación les dan respuestas, ya que un espíritu de prostitución los lleva a la perdición. Así, prostituyéndose, han abandonado a su Dios.