“Mi pueblo pide consejo a sus ídolos de madera y sus cetros de adivinación les dan respuestas, ya que un espíritu de prostitución los lleva a la perdición. Así, prostituyéndose, han abandonado a su Dios.
Todo esto sucedió porque el pueblo de Israel había pecado contra el Señor, su Dios, el que los había sacado de Egipto, salvándolos del poder del faraón, rey de Egipto. Habían adorado a otros dioses,
sino que has seguido los caminos de los reyes de Israel, y has hecho que el pueblo de Jerusalén sea tan infiel como la familia de Acab. Incluso has matado a tus hermanos, la familia de tu padre, que eran mejores que tú.
Le dicen a un ídolo de madera: “Tú eres mi padre”, y a uno de piedra: “Tú me diste a luz”. Me dan la espalda y me ocultan el rostro. Pero cuando están en apuros vienen a suplicarme, diciendo: “¡Por favor, ven a salvarnos!”.
“Cuando se dicen a sí mismos: ‘Seamos como las demás naciones, como la gente de otros países que adora a los ídolos de madera y de piedra’, lo que están pensando nunca va a suceder.
“El rey de Babilonia está parado en la bifurcación del camino donde se encuentran los dos caminos buscando una señal profética: echa suertes con flechas, pide consejo a los ídolos y examina el hígado de los animales sacrificados.
Asiria no puede salvarnos, y no escaparemos con nuestros caballos de guerra, ni volveremos a decir: ‘ustedes son nuestros dioses’ a los ídolos que hemos hecho. Porque los huérfanos hallan misericordia en ti”.
¡No te alegres, Israel! ¡No celebres como las demás naciones! Porque te has prostituido y has recibido salario de prostitute en cada era donde se trilla el trigo.
“No deben seguir ofreciendo sus sacrificios al diablo de las cabras con el que han actuado como prostitutas. Esta es una regulación para todos los tiempos y para todas las generaciones futuras.
Los repudiaré a ellos y a su familia, y los expulsaré de su pueblo, y no sólo a ellos, sino a todos los que los sigan en la prostitución espiritual con Moloc.
Si un falso profeta viniera ante ustedes con mentiras, diciendo: “Les predicaré sobre los beneficios del vino y el alcohol”, ese sería el profeta perfecto para la clase de pueblo que son ustedes.
Grande es el desastre que viene sobre ti, que le dices a un objeto de madera: “¡Levántate!” o a una piedra inerte: “¡Ponte de pie!” ¿Puede acaso enseñarte algo? ¡Míralo! Está cubierto en oro y plata, pero no hay vida en su interior.
Cuando miren estas borlas recordarán que deben guardar todos los mandamientos del Señor y que no sean infieles, siguiendo sus propios pensamientos y deseos.
El Señor le dijo a Moisés, “Te unirás a tus ancestros en la muerte, y este pueblo se prostituirá adorando a los dioses extranjeros del país en el que están por entrar. Me abandonarán y romperán el pact que he hecho con ellos.