Le devolveré los viñedos y convertiré el Valle de Acor en una puerta de esperanza. Ella me responderá de la misma manera que lo hizo cuando era joven, como cuando salió de Egipto.
No vio nada de qué preocuparse al seguir los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, e incluso se casó con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y comenzó a servir y adorar a Baal.
Ve y anuncia al pueblo de Jerusalén que esto es lo que dice el Señor: Recuerdo cuán devoto a mi eras cuando eras joven. Recuerdo cómo me amabas cuando eras mi novia. Recuerdo cómo me seguiste en el desierto, en una tierra donde no se cultiva nada.
Porque esto es lo que dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: Llegará el momento en que de nuevo se comprarán casas, campos y viñedos en este país”.
“Mientras estabas ocupada en todas tus prácticas repugnantes y en tu prostitución, te olvidaste del tiempo en que eras joven, completamente desnuda y yacías pateando en tu propia sangre.
“Cuando volví a pasar por allí, te miré y vi que estabas en edad de hacer el amor. Así que extendí mi manto sobre ti y cubrí tu cuerpo desnudo. Me comprometí contigo e hice un acuerdo solemne contigo, y te hice mía, declara el Señor Dios.
“Esto es lo que dice el Señor Dios: Cuando haga volver al pueblo de Israel de las naciones donde ha sido dispersado mostraré mi carácter santo a través de ellos, mientras todos los observan. “Entonces vivirán en su propio país, el que le di a mi siervo Jacob.
Allí vivirán con seguridad, construyendo casas y plantando viñedos. Vivirán allí con seguridad cuando yo castigue a todos los que los rodean y los tratan con desprecio. Entonces sabrán que yo soy el Señor, su Dios”.
Destruiré sus viñedos e higueras que decía haber recibido como pago por ser una prostituta. Los convertiré en matorrales y solo los animales salvajes comerán de los frutos que queden.
Liberaré a mi pueblo de la cautividad, y ellos reconstruirán las ciudades en ruinas, y habitarán en ellas. Plantarán viñedos y beberán su vino; plantarán jardines y comerán de su fruto.
Y cuando llegaron, reunieron a toda la iglesia y les informaron todo lo que el Señor había hecho por medio de ellos y cómo había abierto las puertas para que los extranjeros creyeran en él.
Colocaron sobre él un gran montón de piedras que aún perdura. El Señor ya no estaba enojado. Por eso el lugar fue llamado el Valle de Acor desde entonces.