Lo plantaré en el monte alto de Israel para que le salgan ramas, produzca frutos y se convierta en un magnífico cedro. En él vivirán toda clase de aves que anidarán a la sombra de sus ramas.
Ellos segarán en paz. La vid producirá sus uvas; el suelo dará cosecha y los cielos enviarán el agua sobre ellos. Me aseguraré de que esto suceda con el remanente de este pueblo.
Les digo la verdad: hasta que un grano de trigo no se plante en la tierra y muera, sigue siendo un grano. Pero si muere, produce muchos más granos de trigo.