Esto es lo que dice el que está por encima de todo, el que vive en la eternidad, cuyo nombre es santo: Yo vivo en un lugar alto y santo, junto a los que se arrepienten y actúan con humildad, restaurando sus espíritus y animándolos.
Primero voy a pagarles el doble por su maldad y su pecado, porque han ensuciado mi tierra con los cuerpos sin vida de sus repugnantes ídolos, llenando mi país especial con sus ofensivas imágenes paganas.
Se unieron en oposición a Moisés y Aarón, diciéndoles: “¡Ustedes se han adueñado del poder! Cada uno de los israelitas es santo, y el Señor está entre ellos. Entonces, ¿por qué se ponen ustedes por encima de la asamblea del Señor?”
no dejes el cuerpo colgando allí de la noche a la mañana. Asegúrate de enterrar el cuerpo el mismo día, porque cualquiera que sea colgado está bajo la maldición de Dios. No profanen el país que el Señor su Dios les ha dado para que lo posean.
Señor, por favor perdona a tu pueblo Israel, a quien rescataste, y no lo hagas culpable de derramar sangre inocente. De esta manera la culpa por derramar sangre será perdonada”.
Escuché una voz fuerte que salía del trono y decía: “Ahora la casa de Dios está con los seres humanos y él vivirá con ellos. Ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos como su Dios.