Fue entonces cuando Salomón construyó un alto lugar de culto para Quemos, el vil dios del pueblo de Moab, y para Moloc, el vil dios de los amonitas, en una colina al este de Jerusalén.
“No hagas ídolos en ninguna parte de la tierra ni te inclinespara adorarlos, ya sean imágenes o altares sagrados, o esculturas de piedra. Porque yo soy el Señor tu Dios.
¡Cuán bendito eres, Israel! ¿Hay alguien como tú, un pueblo salvado por el Señor? Él es el escudo que te protege, la espada que te da confianza. Tus enemigos se estremecerán ante ti, y tú los pisotearás.
Como el Señor había instruido a Moisés, así Moisés había instruido a Josué. Josué hizo lo que le habían dicho: hizo todo lo que el Señor le había indicado a Moisés.
También les dije que no hicieran ningún acuerdo con los pueblos que vivían en la tierra y que derribaran sus altares. Pero ustedes se negaron a obedecer lo que les dije. ¿Por qué hiciste esto?