y dijeron a los líderes de Madián, “Esta horda se comerá todo lo que tenemos, como un buey se come la hierba del campo”. (Balac hijo de Zippor, era rey de Moab en ese momento).
Envió mensajeros para llamar a Balaam, hijo de Beor, que vivía en Petor, cerca del río Éufrates en su propio país. “Escuchen, ha llegado aquí un grupo de personas que vinieron de Egipto”, dijo Balac en su mensaje a Balaam. “Hay hordas de ellos y representan una verdadera amenaza para nosotros.
“¿Quién puede contar los descendientes de Jacob? ¡Son tantos que son como el polvo! ¿Quién puede contar hasta una cuarta parte de los israelitas? “¡Me gustaría morir como muere una persona buena! ¡Que el fin de mi vida sea como el fin de ellos!”
porque te atacaron engañosamente, llevándote por mal camino al usar a Peor y a su mujer Cozbi, la hija del líder madianita – la mujer que fue asesinada el día que llegó la plaga por su devoción a Peor –”.
“¡Noten que estas mujeres sedujeron a los hombres israelitas, llevándolos a ser infieles al Señor en Peor, siguiendo el consejo de Balaam! Por eso el pueblo del Señor sufrió la plaga.
Han abandonado el camino recto y se han descarriado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, a quien le gustaba recibir pago por hacer lo malo.
¡Cuán grande problema tienen! Pues han seguido el camino de Caín. Así como Balaam y su engaño, ellos se han dejado llevar por el afán de lucro. Como la rebelión de Coré, se han destruido a sí mismos.
Y capturaron a la bestia, junto al falso profeta que hacía milagros en su presencia (por medio de los cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y los que adoraban su imagen). Ambos fueron lanzados vivos en el lago de fuego que arde con azufre.
“Pero tengo unas cuantas cosas contra ti: Hay algunos entre ustedes que guardan las enseñanzas de Balaam, quien enseñó a Balac a engañar a los hijos de Israel por medio de alimentos sacrificados a ídolos y por medio de pecados sexuales.