Así que hemos traído al Señor una ofrenda de los objetos de oro que cada hombre recibió: brazaletes, pulseras, anillos, pendientes y collares, para que podamos estar bien ante el Señor”.
“Cuando hagas un censo de los israelitas, cada hombre debe pagarle al Señor el rescate por su vida cuando sea contado. Así no sufrirán la plaga cuando sean contados.
Así que todos los que quisieron, tanto hombres como mujeres, vinieron y presentaron su oro como ofrenda de agradecimiento al Señor, incluyendo broches, pendientes, anillos y collares, todo tipo de joyas de oro.
La vida está en la sangre del cuerpo. Os la he dado para que, poniéndola en el altar, sus vidas puedan ser rectificadas, porque es la sangre que rectifica la vida de la gente.