En el canal de Ahava convoqué un ayuno para confesar nuestros pecados ante Dios y pedirle un viaje seguro para nosotros y nuestros hijos, junto con todas nuestras posesiones.
Pero cuando ellos estuvieron enfermos, me puse ropas de cilicio por piedad hacia ellos. Me negué a mí mismo por medio de ayunos. Que mi oración por ellos retorne en bendiciones.
Yo enviaré un espíritu de gracia y oración en la casa de David y sobe los habitantes de Jerusalén. Ellos mirarán al que han atravesado, y se lamentarán sobre él, como quien guarda luto por su único hijo, llorando amargamente por su romogénito.
Fueron a preguntar a los sacerdotes del Templo del Dios Todopoderoso y a los profetas: “¿Debo seguir de luto y ayuno en el quinto mes como lo he hecho por muchos años?”
Sabemos que nuestro antiguo ser fue crucificado con él para deshacernos del cuerpo muerto del pecado, a fin de que ya no pudiéramos ser más esclavos del pecado.
Y también soy severo con mi cuerpo para tenerlo bajo control, porque no quiero de ninguna manera estar descalificado después de haber compartido la buena noticia con todos los demás.