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Referencias Cruzadas

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Números 22:6

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Por favor, ven inmediatamente y maldice a estas personas por mí, porque son más fuertes que yo. Tal vez entonces pueda atacarlos y expulsarlos de mi país porque sé que quienquiera que bendiga es bendecido, y quienquiera que maldiga es maldito”.

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23 Referencias Cruzadas  

Son como un león que se agacha y se acuesta. Son como una leona que nadie se atreve a molestar. Quienes los bendigan serán bendecidos; y quienes los maldigan serán malditos”.

Un día, cuando descendíamos al lugar de la oración, conocimos a una joven esclava que estaba poseída por un espíritu maligno. Ella ganaba para sus amos mucho dinero a través de la adivinación.

“Las visiones que ven son falsas y las profecías que dan son mentiras. Afirman: ‘Esto es lo que dice el Señor’, cuando el Señor no los envió. Aun así, ¡esperan que su mensaje se cumpla!

porque no habían traído comida ni agua cuando se encontraron con los israelitas, sino que habían contratado a Balaam para que les echara una maldición, aunque nuestro Dios convirtió esa maldición en una bendición.

Entonces el mensajero que fue a llamar a Micaías le dijo: “Mira, todos los profetas son unánimes en profetizar positivamente al rey. Así que asegúrate de hablar positivamente como ellos”.

“Sí, hay otro hombre que podría consultar al Señor”, respondió el rey de Israel, “pero no me gusta porque nunca profetiza nada bueno para mí, ¡siempre es malo! Se llama Micaías, hijo de Imá”. “No deberías hablar así”, dijo Josafat.

Entonces el rey de Israel sacó a los profetas -cuatrocientos- y les preguntó: “¿Debo subir a atacar Ramot de Galaad, o no?” “Sí, adelante”, le respondieron, “porque el Señor la entregará al rey”.

“¿Piensas que soy un perro para venir a pelear conmigo con un palo?” , le preguntó el filisteo a David, y lo maldijo por sus dioses.

Porque no vinieron a recibiros con comida y agua en su viaje desde Egipto, y contrataron a Balaam, hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldeciros.

porque te pagaré mucho y seguiré todos los consejos que me des. Por favor, ven y maldice a este pueblo por mí’”.

Pero Dios le dijo a Balaam, “No debes volver con ellos. No debes maldecir a este pueblo porque están bendecidos”.

Que los pueblos de distintas naciones te sirvan y se inclinen ante ti. Que todos los que te maldigan sean malditos, y que sean benditos todos los que te bendigan”.

Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. Todos en la tierra serán benditos a través de ti”.

La maldición no caerá sobre la persona que no la merece. Será como el ave o la golondrina que revolotean.

Cuando me maldigan, tú me bendecirás. Cuando me ataquen, tú los destruirás. Y yo, tu siervo, me alegraré.

“Cuando Balac, hijo de Zipor, el rey de Moab, quiso luchar contra Israel, mandó a llamar a Balaam, hijo de Beor, para que viniera a maldecirte.

Pueblo mío, recuerden lo que Balac, el rey de Moab, estaba planificando hacer, y lo que Balaam, el hijo de Beor le dijo; y lo que sucedió desde Sitín hasta Guilgal, a fin de que conozcan las cosas buenas que hace el Señor.

Entonces Balac le dijo: “Por favor, ven conmigo a otro lugar donde puedas verlos. Pero sólo verás una parte de su campamento, no los verás a todos. Puedes maldecirlos por mí desde allí”.

“Por favor, ven conmigo y te llevaré a otro lugar”, dijo Balac. “Tal vez Dios te permita maldecirlos por mí desde allí”.




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