y el pueblo se reunió como uno solo en la plaza junto a la Puerta del Agua. Le dijeron a Esdras el escriba que sacara el Libro de la Ley de Moisés, que el Señor había ordenado seguir a Israel.
Fue al Templo del Señor con todo el pueblo de Judá y de Jerusalén, junto con los sacerdotes y los levitas, todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande, y les leyó todo el Libro del Acuerdo que había sido descubierto en el Templo del Señor.
Fue al Templo del Señor con todo el pueblo de Judá y de Jerusalén, junto con los sacerdotes y los levitas, todo el pueblo desde el más pequeño hasta el más grande, y les leyó todo el Libro del Acuerdo que había sido descubierto en el Templo del Señor.
Después de todo esto, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, llegó Esdras desde Babilonia. Era hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías,
Esta es una copia de la carta que el rey Artajerjes entregó al sacerdote y escriba Esdras, que había estudiado los mandamientos y reglamentos del Señor dados a Israel:
Este Esdras llegó de Babilonia y era un escriba experto en la Ley de Moisés, que el Señor, el Dios de Israel, había dado a Israel. El rey había concedido a Esdras todo lo que había pedido, porque el Señor, su Dios, estaba con él.
En la Puerta de la Fuente se dirigieron hacia arriba por la escalera de la ciudad de David, donde la muralla sube, por encima de la casa de David, y hacia la Puerta del Agua, al este.
y los servidores del Templo que vivían en la colina de Ofel, quienes hacían reparaciones frente a la Puerta del Agua hacia el este y la torre que se extiende.
Así que salieron y trajeron ramas y se hicieron refugios en los tejados de sus casas, en sus patios, en los patios del Templo de Dios y en las plazas cercanas a la Puerta del Agua y a la Puerta de Efraín.
Leyó la Ley delante de la plaza de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, a todos los que estaban allí, a los hombres y a las mujeres y a los que podían entender. Todo el pueblo escuchaba atentamente el Libro de la Ley.
Recuerden la ley de Moisés mi siervo que yo le di a él y a Israel para que la siguieran. Todas las instrucciones y ceremonias las enseñé en el Monte Sinaí.
“Todo maestro religioso que haya aprendido acerca del reino de los cielos es como el propietario de una casa que saca de su despensa tesoros nuevos y viejos”, respondió Jesús.
“¡Pero qué desastre viene sobre ustedes, maestros religiosos y Fariseos hipócritas! Ustedes cierran de golpe las puertas del reino de los cielos en el rostro de la gente. No entran ustedes mismos, ni dejan entrar a quien está tratando de hacerlo.
“Por eso yo les envío profetas, hombres sabios y maestros. A algunos los matarán, a otros los crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad.
Todos los israelitas, desde Dan hasta Beerseba, incluyendo la tierra de Galaad, fueron y se reunieron en Mizpa ante el Señor. La asamblea estaba unida en su propósito.