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Referencias Cruzadas

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Nehemías 6:9

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Todos intentaban asustarnos, diciéndose a sí mismos: “No tendrán fuerzas para trabajar, así que nunca se terminará”. Pero yo rezaba, ¡hazme fuerte!

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23 Referencias Cruzadas  

Pero tú tienes que ser fuerte, no débil, porque serás recompensado por el trabajo que hagas”.

Los asirios también gritaron esto en hebreo al pueblo de Jerusalén, de pie sobre la muralla, para atemorizarlo y aterrorizarlo a fin de que la ciudad se rindiera.

Todos sus vecinos les apoyaron con regalos de plata y oro, con bienes y ganado, y con otros objetos de valor, además de todas sus donaciones voluntarias.

Dios mío, acuérdate de Tobías y de Sanbalat por haber hecho esto, y también de la profetisa Noadías y de los otros profetas que trataron de asustarme.

De día clamé a ti por ayuda, y tú me respondiste. Me animaste y me hiciste fuerte.

Pero cuando tengo miedo, confío en ti.

¡Cuán asombroso es Dios en su Templo! ¡El Dios de Israel le da fuerza y poder a su pueblo! ¡Alaben a Dios!

Señor, tú eres el que me mantiene a salvo. Por favor, no me defraudes.

Él da fuerza a los cansados y poder a los impotentes.

¡No tengan miedo, porque yo estoy con ustedes! No tengan miedo, porque yo, su Dios, los haré fuertes, y ciertamente los ayudaré. Los apoyaré con mi mano fuerte, actuando a favor de lo que es justo.

Los oficiales le dijeron al rey: “Este hombre merece morir porque está desmoralizando a los defensores que quedan en la ciudad, y también a todo el pueblo, al decirles esto. Este hombre no trata de ayudar a esta gente, sólo va a destruirla”.

“Haré fuertes los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano, pero romperé los brazos del faraón, y gemirá de dolor como quien está a punto de morir.

Yo los haré fuertes en el Señor, y ellos seguirán todo lo que él diga, declara el Señor.

Pero él me dijo: “Mi gracia te bastará, pues mi poder se hace eficaz en la debilidad”. Por eso me jacto felizmente de mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.

le ruego que, de sus riquezas de gloria, los fortalezca con poder en lo más íntimo de su ser por medio de su Espíritu.

Por último, manténganse firmes en el Señor, y en su poder.

¡Todo lo puedo en Cristo, porque él me fortalece!

Así que fortalezcan sus manos cansadas, y sus rodillas débiles.

Pero después de que hayan sufrido un poco, el Dios de toda gracia, que los llamó a su gloria eterna en Cristo, él mismo los restaurará, los sostendrá, los fortalecerá y les dará un fundamento sólido.

David estaba en un gran apuro, porque los hombres estaban tan molestos por la pérdida de sus hijos que empezaron a hablar de apedrearlo. Pero confiando en el Señor, su Dios,




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