También le dije a la gente: “Todos, incluidos los sirvientes, deben pasar la noche dentro de Jerusalén, para que puedan hacer guardia por la noche y trabajar durante el día”.
Durante ese tiempo ninguno de nosotros se cambió de ropa, ni yo, ni mis hermanos, ni mis hombres, ni los guardias que estaban conmigo. Todos llevaban sus armas en todo momento, incluso para ir a buscaragua.