Llegué a Jerusalén y descansé durante tres días.
Finalmente llegamos a Jerusalén y descansamos allí durante tres días.
Luego me levanté durante la noche y salí con unos pocos hombres. No le expliqué a nadie lo que mi Dios había puesto en mi mente para hacer por Jerusalén. Sólo tomé un caballo para montar.