Tú multiplicaste tus comerciantes, tanto que son más que las estrellas del cielo. Pero como las langostas, desnudan todo lo que encuentran a su paso y se van.
Entonces el Señor llevó a Abrán afuera y le dijo: “Mira al cielo, y dime si puedes contar las estrellas.¡Así será la cantidad de descendientes que tendrás!”
puedes estar seguro de que te bendeciré y te daré muchos descendientes. Serán tan numerosos como las estrellas del cielo y la arena del mar, y conquistarán a sus enemigos.
Hiciste que sus descendientes fueran tan innumerables como las estrellas del cielo, y los condujiste a la tierra que habías prometido a sus padres que entrarían y poseerían.
De la misma manera que no se pueden contar las estrellas del cielo ni se puede medir la arena de la orilla del mar, así multiplicaré el número de los descendientes de mi siervo David y de los levitas que me sirven.
Lo que dejaron las langostas devastadoras, se lo han comido las langostas acaparadoras; lo que dejaron las langostas acaparadoras, se lo han comido las angostas saltamontes; y lo que han dejado las langostas saltamontes, se lo han comido las langostas destructoras.