¡Mira! tus soldados son mujeres de entre tu pueblo. Las puertas de tu nación están abiertas de par en par ante tus enemigos. Los barrotes de las puertas serán quemados.
Se ha levantado una espada para atacar a sus falsos profetas, y ellos se convertirán en tontos. Se ha levantado una espada para atacar a sus soldados, y quedarán aterrorizados.
Se ha levantado una espada para atacar a sus caballos y carros, junto con todos los soldados extranjeros que la acompañan, y se convertirán en mujeres asustadas. Se ha levantado una espada para atacar sus almacenes de tesoros, y serán saqueados.
Los defensores de Babilonia han renunciado a luchar; se han quedado sentados en sus fortalezas. Están agotados; se han vuelto como mujeres asustadas. Las casas de Babilonia están en llamas; los barrotes que aseguran sus puertas han sido destrozados.
Pero aún allí el fuego los consumirá, y serán destruidos con espada. Serán destruidos como si fueran devorados por una plaga de langostas. Así que multiplíquense ustedes también como langostas, como una plaga de langostas.