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Referencias Cruzadas
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Nahúm 1:5

Versión Biblia Libre

Los montes tiemblan en su presencia y las colinas se derriten. La tierra tiembla ante él, todo el mundo y los que en él habitan.

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34 Referencias Cruzadas  

La tierra se estremeció, los cimientos de los cielos temblaron por su cólera

Las columnas del cielo tiemblan; tiemblan de miedo ante su reprimenda.

“Dios mueve las montañas de repente; las derriba en su ira.

Solo tiene que mirar hacia la tierra y esta tiembla; las montañas dejan salir humo a su toque.

Las montañas brincaron como carneros, los cerros saltaron como ovejas.

Montañas, ¿Por qué saltaron alarmadas? Montes, ¿Por qué se asustaron como ovejas?

La tierra se sacudió y tembló. Los fundamentos de las montañas se estremecieron por su ira.

Humo salió de sus fosas nasales y fuego de su boca. Había carbones ardientes quemándose delante de él.

Las naciones están en confusión, Los reinos colapsan. Dios levanta su voz y la tierra se estremece.

la tierra tembló y los cielos se sacudieron ante tu presencia en el Sinaí. Ante Dios, el Dios de Israel.

Que el mar y todo lo que en él está grite de alegría, juntamente con la tierra y todo lo que hay en ella.

El humo se derramó sobre todo el Monte Sinaí porque la presencia del Señor había descendido como el fuego. El humo se elevó como el humo de un horno, y toda la montaña tembló furiosamente.

¡Estén atentos! El Señor va a destruir la tierra, para dejarla totalmente devastada. Va a destrozar la superficie de la tierra y a dispersar a sus habitantes.

La tierra se tambalea de un lado a otro como un borracho, y se balancea de un lado a otro como una choza. La culpa de su rebeldía pesa sobre ella, y se derrumba para no volver a levantarse.

Por eso el Señor arde de ira contra su pueblo. Ha levantado su mano y los ha golpeado, sacudiendo las montañas y dejando sus cadáveres tirados como basura en las calles. A pesar de todo esto, su cólera no ha terminado, y su mano sigue levantada.

Pero el Señor es el único Dios verdadero. Él es el Dios vivo y el Rey eterno. La tierra tiembla cuando él se enoja; las naciones no pueden resistir su furia.

Miré a las montañas y vi que temblaban; todas las colinas se agitaban de un lado a otro.

Todo lo que vive en la tierra temblará ante mi presencia: los peces del mar, las aves del cielo, los animales salvajes, toda criatura que corre por la tierra y todo ser humano. Las montañas serán derribadas, los acantilados se derrumbarán y todos los muros serán derribados.

La tierra tiembla ante ellos, los cielos se estremecen; el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas dejan de brillar.

El Señor de poder toca la tierra y ésta se derrite. Y todos sus habitantes se lamentan. La tierra sube como el río Nilo cuando se desborda, y luego vuelve a caer.

Las montañas se derriten bajo sus pies y los valles se resquebrajan, tal como la cera ante el fuego y el agua que se corta por una pendiente. Todo esto sucede por la rebelión de los descendientes de Jacob, y los pecados del pueblo de Israel.

Las montañas te vieron y se estremecieron. Salió el agua y se derramó por todo el lugar. Las profundidades salieron a la luz, formando enormes y altas olas.

Aún los obstáculos grandes como montañas serán aplastados ante Zorobabel. Finalmente traerá la piedra angular con gritos de ‘¡Bendiciones sobre ella!’”

¡Tengan cuidado! Viene el día—ardiente como un horno—en el que los arrogantes y malvados serán quemados como la paja. Cuando llegue ese día, serán quemados por complete, desde la raíz hasta las ramas, dice el Señor Todopoderoso.

Justo en ese momento, el velo del Templo se rasgó de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron,

De repente, hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, rodó la piedra, y se sentó sobre ella.

Entonces vi un gran trono blanco con Uno sentado en él. El cielo y la tierra desaparecieron, y no existían más.

El cielo desapareció como cuando un pergamino se enrolla, y todas las montañas e islas fueron removidas de su sitio.

Las montañas se derritieron en presencia del Señor, el Dios del Sinaí, en presencia del Señor, el Dios de Israel.




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