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Referencias Cruzadas
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Miqueas 3:2

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¡pero ustedes aborrecen el bien y aman el mal! Ustedes arrancan la piel de mi pueblo, y dejan sus huesos al desnudo.

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32 Referencias Cruzadas  

“¿Así que has venido a buscarme, mi enemigo?” preguntó Acab a Elías. “Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo que es malo a los ojos del Señor”, respondió Elías.

Jehú, hijo de Hanani, el vidente, salió a hacerle frente. Le dijo al rey Josafat: “¿Por qué ayudas a los malvados? ¿Por qué amas a los que odian al Señor? El Señor está enojado contigo por eso.

Ellos rechazan a las personas que el Señor rechaza y honran a los que siguen al Señor. Guardan y cumplen sus promesas, incluso cuando es difícil hacerlo. Ellos no cambian su manera de pensar.

“¿Nunca aprenderá este pueblo que hace el mal? Consumen a mi pueblo como si estuvieran comiendo pan, y se niegan a invocar mi nombre”.

Los que rechazan la ley alaban a los malvados, pero los que guardan la ley luchan contra ellos.

¿Por qué han pisoteado a mi pueblo? ¿Por qué han machacado los rostros de los pobres en la tierra? el Señor Todopoderoso exige saberlo.

La tragedia está llegando a ustedes que dicen que el mal es bueno, y el bien es malo; que convierten las tinieblas en luz y la luz en tinieblas; que hacen de lo amargo algo dulce, y de lo dulce algo amargo.

Voy a contarle a todo el mundo lo bueno que eres y las cosas que haces, pero no te van a ayudar.

“Esto es lo que dice el Señor Dios: Los que has matado en esta ciudad son la carne, y la ciudad es la olla; pero yo te voy a sacar de ella.

“Los funcionarios de su ciudad son como lobos que desgarran a su presa, matan a la gente y destruyen vidas para beneficiarse con el fraude.

Llénala con buenos trozos de carne del muslo y de la paleta. Pon los mejores huesos.

Ustedes se comen la crema, usan la lana para vestirse y sacrifican las ovejas cebadas, pero no alimentan al rebaño.

Escuchen este mensaje, vacas de Basán que habitan en el Monte de Samaria, que oprimen a los pobres y a los necesitados, y dan órdenes a sus esposos, diciéndoles: “¡tráigannos bebidas!”

Aborrezcan el mal y amen el bien. Asegúrense de que gane la justiciar en las cortes. Quizás el Señor Dios de poder tenga misericordia de los que quedan entre el pueblo de Jacob.

Últimamente mi pueblo se ha levantado contra mi como si fueran mis enemigos. Ustedes roban los abrigos de los que van por el camino, de los hombres que vuelven de la guerra y esperan estar a salvo en su tierra.

Se han ido todas las buenas personas, no queda ninguno que haga el bien. Todos procuran asesinar a otros; tratan de tender trampas hasta a sus propios hermanos.

Son expertos en hacer el mal; tanto los oficiales como los jueces piden sobornos; los poderosos exigen según sus ambiciones malvadas; y conspiran juntos para obtener lo que desean.

Tus líderes son codiciosos como leones rugientes. Tus jueces son como lobos hambrientos que no dejan para el día siguiente.

Pero su pueblo lo odiaba, y enviaron una delegación por anticipado para que dijeran: ‘No queremos tener a este hombre como rey para nosotros’.

“¡No, no lo sueltes a él! ¡Preferimos que sueltes a Barrabás!” volvieron a gritar. Barrabás era un rebelde.

El mundo no tiene razones para odiarlos a ustedes, pero me odia a mí porque yo dejo claro que sus caminos son malvados.

Aunque conocen claramente la voluntad de Dios, hacen cosas que merecen la muerte. Y no solo hacen estas cosas sino que apoyan a otros para que las hagan.

El amor debe ser genuino. Odien lo malo; aférrense a lo bueno.

Con crueldad y sin perdón calumniarán y carecerán de dominio propio. Serán personas despiadadas que odian el bien,




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