La multitud estaba asombrada ante lo que ocurría: los sordos podían hablar, los paralíticos eran sanados, los cojos podían caminar, y los ciegos podían ver. Y alababan al Dios de Israel.
De la misma manera, ustedes deben dejar que su luz brille delante de todos a fin de que ellos puedan ver las cosas buenas que ustedes hacen y alaben a su Padre celestial.
Entonces el paralítico se levantó, recogió su camilla y caminó frente a todos los que estaban allí. Y todos estaban asombrados, y alababan a Dios, diciendo: “¡Nunca hemos visto algo así!”
La gente estaba completamente asombrada y decían: “Todo lo que él hace es maravilloso. Incluso hace que los sordos oigan y que los mudos puedan hablar”.
Los pastores regresaron a cuidar de sus rebaños, glorificando y agradeciendo a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues sucedió tal como se les había dicho.
Todos los que estaban allí quedaron impresionados y alababan a Dios, diciendo: “Se ha levantado entre nosotros un gran profeta”, y “Dios ha visitado a su pueblo”.
Después de escuchar esta explicación, no volvieron a discutir con él, y alababan a Dios, diciendo: “Ahora Dios ha concedido también a los extranjeros la oportunidad de arrepentimiento y de tener vida eterna”.
Y cuando oyeron lo que había sucedido, alabaron a Dios y le dijeron a Pablo: “Hermano, ahora puedes ver cuántos miles de judíos han llegado a creer en el Señor, y todos guardan la Ley cuidadosamente.
Después de proferir más amenazas contra ellos, los dejaron ir. No pudieron resolver cómo podían castigarlos porque todos glorificaban a Dios por lo que había ocurrido.
Al dar esta ofrenda, demuestran su carácter y los que la reciben agradecerán a Dios por su obediencia, pues ella demuestra su compromiso con la buena nueva de Cristo y su generosidad al darles a ellos y a todos los demás.
Asegúrense de actuar apropiadamente cuando estén en compañía de quienes no son cristianos, para que incluso si los acusaran de hacer lo malo, ellos puedan ver sus buenas obras y glorifiquen a Dios cuando venga.