Grandes multitudes vinieron a él, trayéndole a aquellos que estaban cojos, ciegos, paralíticos, mudos y también muchos otros que estaban enfermos. Los ponían en el piso, a sus pies, y él los sanaba.
Sin embargo, la noticia acerca de Jesús se esparcía cada vez más. Grandes multitudes venían para escuchar a Jesús y para que los sanara de sus enfermedades.