Pero ustedes, cuando oren, entren a su casa y cierren la puerta, y oren a su Padre en privado, y su Padre que ve lo que ocurre en privado, los recompensará.
Estas demuestran que su fe en Dios es genuina—aunque también puede ser destruida—y esa fe es más valiosa que el oro. De este modo, su fe en Dios será reconocida y ustedes recibirán alabanza, gloria y honra cuando Cristo aparezca.