Lo que fue escrito en la ley y los profetas permaneció hasta Juan. De ahí en adelante se está esparciendo la buena noticia del reino, y todos están ansiosos por entrar.
Juan se dirigió a una multitud que vino a él para bautizarse. “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que escaparan del juicio venidero?” les preguntó.