Diles a los que tienen miedo: ¡Sean fuertes! ¡No tengan miedo! Miren que su Dios viene a castigar a sus enemigos, y vendrá con la retribución divina para salvaros.
¡No tengan miedo, porque yo estoy con ustedes! No tengan miedo, porque yo, su Dios, los haré fuertes, y ciertamente los ayudaré. Los apoyaré con mi mano fuerte, actuando a favor de lo que es justo.
“No tengas miedo, Daniel”, me dijo. “Desde el primer día en que te concentraste en tratar de entender esto, y en humillarte ante Dios, tu oración fue escuchada, y yo he venido a responderte.
“No tengas miedo; Dios te quiere mucho. ¡Que tengas paz! ¡Sé fuerte! Ten valor!” Mientras me hablaba, me fortalecí y dije: “Señor mío, háblame, porque me has fortalecido”.
Las mujeres estaban aterrorizadas y se inclinaron, con sus rostros en tierra. Entonces ellos dijeron a las mujeres: “¿Por qué buscan entre los muertos a alguien que está vivo?