le dieron vino mezclado con hiel. Pero después de probarlo, se negó a beberlo.
En lugar de compadecerse de mi me dieron de comer hierbas amargas y vinagre para beber.
La gente dice: “¿Por qué estamos sentados aquí? Juntémonos y corramos a las ciudades fortificadas. Allí podemos morir, porque el Señor, nuestro Dios, nos está matando dándonos a beber agua envenenada, porque pecamos contra él.
E inmediatamente uno de ellos tomó una esponja, la sumergió en vinagre y se lo dio a beber a Jesús.
Allí le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él se negó a beberlo.
Es imposible que los que una vez comprendieron y experimentaron el don celestial de Dios—que participaron del recibimiento del Espíritu Santo,