¡Presta atención, sumo sacerdote Josué, y todos los sacerdotes a quienes enseñas! Eres una señal de las cosas buenas que vendrán. ¡Miren! Yo traeré a mi siervo, la rama.
Pero Jesús se quedó en silencio. El sumo sacerdote le dijo a Jesús: “En nombre del Dios vivo, te coloco bajo juramento. Dinos si eres el Mesías, el Hijo de Dios”.
A mi modo de ver, Dios nos ha puesto como apóstoles en primera fila, condenados a morir. Nos hemos convertido en espectáculo ante todo el universo, para los ángeles y los seres humanos.