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Referencias Cruzadas

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Mateo 26:61

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e informaron: “Este hombre dijo: ‘yo puedo destruir el Templo de Dios, y volver a construirlo en tres días’”.

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22 Referencias Cruzadas  

“¡Apártate de nuestro camino!” gritaron. “¿Quién crees que eres, que vienes a vivir aquí, y ahora tratas de juzgarnos? ¡A ti te haremos peores cosas que las que íbamos a hacerles a ellos!” Entonces empujaron a Lot y trataban de derribar la puerta.

Diles que estas son las instrucciones del rey: ‘Pongan a este hombre en la cárcel. Denle sólo pan y agua hasta mi regreso seguro’”.

Cuando Jehú volvió a salir con los otros oficiales de su amo, éstos le preguntaron: “¿Está todo bien? ¿Por qué ha venido a verte este loco?” “Ya lo conocen. Saben que habla mucho”, respondió.

Esto es lo que dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al que fue despreciado y detestado por la nación, al que es siervo de los gobernantes: Los reyes te verán y se pondrán de pie, y los príncipes se inclinarán ante ti, porque el Señor, que es digno de confianza, el Santo de Israel, te ha elegido.

La gente lo despreciaba y lo rechazaba. Era un hombre que realmente sufría y que experimentaba el dolor más profundo. Le tratamos como a alguien a quien se le da la espalda con asco: le despreciamos y no le respetamos.

Pero cuando los Fariseos escucharon esto, respondieron: “¡Este hombre solo puede echar fuera demonios mediante el poder de Belcebú, el jefe de los demonios!”

El sumo sacerdote se levantó y le preguntó a Jesús: “¿No tienes nada que responder? ¿Qué tienes para decir en tu defensa?”

Entonces regresó a la entrada de la casa, donde otra persona lo vio y le dijo a las personas que estaban allí: “Este hombre estaba con Jesús de Nazaret”.

y decían: “¡Tú que prometiste destruir el Templo y reconstruirlo en tres días, por qué no te salvas a ti mismo! Si realmente eres el Hijo de Dios, entonces bájate de la cruz”.

Judas lanzó las monedas de plata en el santuario y se fue. Huyó y se ahorcó.

“Lo oímos decir: ‘Destruiré este Templo que han construido manos humanas, y en tres días lo volveré a construir sin usar las manos’”.

Y la gente que pasaba por allí le gritaba con insultos, sacudiendo sus cabezas y diciendo: “¡Oye, tu! Tú que decías que ibas a destruir el Templo y reconstruirlo en tres días:

Allí comenzaron a acusarlo. “Encontramos a este hombre engañando a nuestra nación, diciéndole a la gente que no pagara los impuestos al César, y declarándose a sí mismo como el Mesías, como un rey”, dijeron.

Nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero en lo que respecta a esta persona, ni siquiera sabemos de dónde viene”.

Algunos filósofos epicúreos y estoicos también discutían con él. “¿De qué habla este hombre?” Se preguntaban. Y otros concluían: “Parece que enseña sobre dioses extranjeros”, porque hablaba sobre Jesús y la resurrección.

“Este hombre está persuadiendo al pueblo para adorar a Dios ilegalmente”, declararon.

Hasta ese momento la gente había escuchado lo que Pablo decía, pero entonces comenzaron a gritar: “¡Eliminen a este hombre de la tierra! ¡No merece vivir!”




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