Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Siento pesar por estas personas, porque han estado conmigo por tres días y no tienen nada que comer. No quiero que se vayan con hambre, no sea que se desmayen por el camino”.
Entonces Jesús y sus discípulos fueron a Jerusalén. Cuando se acercaban, llegaron a la aldea de Betfagé sobre el Monte de los Olivos. Entonces Jesús envió a dos discípulos para que se adelantaran,
para abrir sus ojos y que así puedan volverse de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás hacia Dios, y que así reciban perdón por sus pecados y un lugar con aquellos que son justificados por creer en mí’.
Por ello le fue necesario volverse como sus hermanos en todo, para poder llegar a ser un sumo sacerdote, misericordioso y fiel, en las cosas de Dios, para perdonar los pecados de su pueblo.