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Referencias Cruzadas
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Mateo 2:13

Versión Biblia Libre

Después que se fueron los sabios, un ángel del Señor se le apareció a José en un sueño, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huyan a Egipto. Quédense allí hasta que yo se los diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.

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29 Referencias Cruzadas  

Pero Hadad y algunos edomitas que habían sido funcionarios de su padre habían huido a Egipto; Hadad era sólo un niño en ese momento.

El Señor se le apareció a Salomón en un sueño en Gabaón. Dios le dijo: “Pide lo que quieras”.

A través de sueños y visiones en la noche, cuando la gente cae en el sueño profundo, descansando en sus camas,

para alejarlos de hacer el mal y evitar que se vuelvan orgullosos.

Entonces el Faraón emitió esta orden a todo su pueblo: “Arrojen al Nilo a todo niño hebreo que nazca, y por el contrario, dejen vivir a las niñas”.

Mientras José pensaba en todo esto, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le dijo: “José, hijo de David, no temas casarte con María porque ella está embarazada por obra del Espíritu Santo.

“Cuando ustedes sean perseguidos en una ciudad, huyan a otra. Les digo la verdad: no terminarán de ir a las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.

Advertidos por un sueño de no regresar ante Herodes, se marcharon a su país tomando otro camino.

Entonces José se levantó y tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto en medio de la noche.

Cuando Herodes se dio cuenta que había sido engañado por los sabios, se enojó mucho. Entonces envió hombres para que matasen a todos los niños de Belén y de las regiones cercanas que tuvieran menos de dos años de edad. Esto se basaba en el marco de tiempo que escuchó de los sabios.

Pero José tenía miedo de ir allá después que supo que Arquelao había sucedido a su padre, el rey Herodes, como rey de Judá. Habiendo sido advertido por medio de un sueño, José se fue a Galilea,

“Venimos de parte de Cornelio, un hombre bueno, devoto, que tiene temor de Dios y es respetado entre el pueblo judío”, respondieron. “Un ángel lo instruyó para que enviara a buscarte y llevarte hasta su casa para escuchar lo que tú tienes para decirle”.

Y cuando el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado de su guardia personal, quien era un hombre devoto.

Cuando Pedro volvió en sí, dijo: “¡Ahora me doy cuenta de que esto realmente sucedió! El Señor envió un ángel para rescatarme del poder de Herodes, y de todo lo que el pueblo judío había planeado”.

De repente, un ángel del Señor apareció, y una luz resplandeció en la celda. El ángel sacudió a Pedro para despertarlo, diciendo: “¡Rápido! ¡Levántate!” Entonces las cadenas se cayeron de sus manos,

Entonces el carcelero le dijo a Pablo: “Los magistrados han enviado orden para dejarte libre. Así que puedes irte, y ve en paz”.

Pero durante la noche, un ángel del Señor abrió las puertas de la prisión y los hizo salir.

Este rey se aprovechó de nuestro pueblo y trató mal a nuestros antepasados, obligándolos a abandonar a sus bebés para que murieran.

En el momento en que los sacerdotes que llevan el Arca pisen el agua, el río dejará de fluir y el agua se amontonará”.

Los sacerdotes que llevaban el Arca se mantuvieron firmes y en pie en el lecho seco del río Jordán mientras todo el pueblo pasaba. Y se quedaron allí hasta que todos hubieron cruzado y se encontraban en tierra seca.

Los sacerdotes que llevaban el Arca permanecieron de pie en medio del Jordán hasta que todo se hizo tal como el Señor le había dicho al pueblo, todo lo que Moisés le había dicho a Josué. Y el pueblo cruzó rápidamente.

Los sacerdotes salieron del Jordán llevando el Arca del Testimonio, y tan pronto como sus pies tocaron tierra seca, las aguas del Jordán volvieron a donde habían estado, desbordando sus orillas como antes.

Y a la mujer se le dieron alas de una gran águila para que pudiera volar a un lugar desértico, donde pudiera recibir cuidado por un tiempo, tiempos, y medio tiempo, protegida de la serpiente.

Su cola arrastró una tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se puso justo delante de la mujer que estaba dando a luz, para comerse a su hijo al nacer.

Entonces la mujer huyó corriendo al desierto, donde Dios había preparado un lugar para ella, donde recibiría cuidado durante 1.260 días.




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