Si tu mano o tu pie te hacen pecar, córtalo y bótalo. Es mejor que entres a la vida eterna siendo paralítico o cojo, que tener dos manos o dos pies y ser lanzado al fuego eterno.
Profanarás tus ídolos recubiertos de plata y tus imágenes recubiertas de oro. Los desecharás como un paño sucio usado para las menstruaciones, y les dirás: “¡Fuera de aquí!”.
Los pecadores que viven en Sión tiemblan de miedo; los insensatos están aterrorizados. Preguntan: “¿Quién puede vivir con este fuego que lo consume todo? ¿Quién puede vivir entre este fuego eterno?”
Pero para no ofender a nadie, ve al lago y saca un pez con un anzuelo. Saca el primer pez que atrapes, y cuando abras su boca encontrarás una moneda estatera. Toma la moneda y paga por ti y por mi”.
“‘Padre Abrahán,’ exclamó, ‘Ten misericordia de mí y envía a Lázaro que moje su dedo en agua y refresque mi lengua, porque me estoy quemando y agonizo’.
beberá también del vino del aborrecimiento de Dios que se derrama puro en la copa de su ira, y sufrirán angustia en fuego y azufre ardiente ante los ángeles santos y el Cordero.
Pero los cobardes, los que no confían en mí, los que hacen cosas aborrecibles, los asesinos, los que comenten inmoralidad sexual, los que practican hechicería, los que adoran ídolos, los mentirosos, tienen su lugar escogido en el lago que arde con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte”.