Entonces los Fariseos y los líderes religiosos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de nuestros ancestros? Pues ellos comen los alimentos con las manos impuras”.
Cuídense de que nadie los esclavice con sus filosofías y engaños vanos, siguiendo las tradiciones humanas y conceptos de este mundo, ni dejen de seguir a Cristo.
Ya saben que no fueron liberados por su vana forma de vivir que heredaron de sus antepasados, por cosas que no tenían valor duradero, como el oro o la plata.