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Referencias Cruzadas

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Mateo 14:8

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Impulsada por su madre, Herodías dijo: “Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista”.

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17 Referencias Cruzadas  

¿No oíste, mi señor, lo que hice cuando Jezabel se ocupaba de matar a los profetas del Señor? Escondí a cien de los profetas del Señor, cincuenta en cada una de las dos cuevas, y les di comida y agua.

Mientras Jezabel estaba ocupada matando a los profetas del Señor, Abdías había tomado a cien profetas y los había escondido, cincuenta en cada una de dos cuevas, y les había proporcionado comida y agua).

Entonces Jezabel le envió un mensajero a Elías para decirle: “¡Que los dioses me hagan tanto y más si para mañana no he hecho que tu vida sea como la de los que mataste!”

Cuando Atalía, la madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, dio la orden de asesinar a todo el resto de la familia real.

Esta era la lista: 30 cuencas de oro, 1.000 cuencas de plata, 29 cubiertos de plata,

Porque ellos se corren para hacer el mal, y se apresuran en causar violencia y cometer asesinatos.

Los asesinos odian a las personas con integridad, pero los que viven rectamente tratarán de ayudarlos.

Su ofrenda era una placa de plata que pesaba ciento treinta siclos, y un tazón de plata que pesaba setenta siclos, (usando la tasación del siclo según el santuario). Ambos estaban llenos de la mejor harina mezclada con aceite de oliva como ofrenda de grano.

La ofrenda que presentó fue una placa de plata que pesaba ciento treinta siclos, y un tazón de plata que pesaba setenta siclos, (usando la tasación del siclo según el santuario). Ambos estaban llenos de la mejor harina mezclada con aceite de oliva como ofrenda de grano.

Trajeron la cabeza de Juan en un plato y le fue entregado a la joven, quien lo entregó a su madre.

Así que le prometió con juramento darle cualquier cosa que ella deseara.

Entonces el rey se arrepintió de la promesa que había hecho, pero por los juramentos que había hecho frente a todos los invitados a su cena, dio la orden de hacerlo.

Ella salió y le preguntó a su madre: “¿Qué debo pedir?” “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ella.

La joven se apresuró para regresar y le dijo al rey: “Quiero que me des ahora la cabeza de Juan el Bautista en un plato”.

el verdugo trajo la cabeza de Juan en un plato y se lo entregó a la niña, y ella se lo entregó a su madre.




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