Las semillas que fueron sembradas entre los espinos son las personas que escuchan el mensaje, pero luego las preocupaciones de la vida y la tentación por el dinero ahogan el mensaje y éste no produce fruto.
No obstante, otras semillas cayeron en buen suelo. Esas semillas produjeron una cosecha—algunas cien, otras sesenta, y otras treinta veces lo que se había plantado.