Entonces regresó a la ciudad donde se había criado y allí enseñaba en la sinagoga. Las personas estaban asombradas, y preguntaban: “¿De dónde obtiene su sabiduría y sus milagros?
Jesús viajó por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, contando las buena nueva del reino, y sanando todas las enfermedades que tenían las personas.
Entonces Pablo y Bernabé hablaron con firmeza, diciendo: “Primero teníamos que predicarles la palabra de Dios a ustedes. Pero ahora que la han rechazado, ustedes están determinando que no son dignos de la vida eterna. Pues ahora predicaremos a los extranjeros.
Cuando vieron la confianza de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin instrucción, hombres comunes, se sorprendieron mucho. También reconocieron a los demás compañeros de Jesús.
Todos los que conocían a Saúl y lo veían profetizar con los profetas se decían: “¿Qué pasa con el hijo de Cis? ¿Acaso Saúl es también uno de los profetas?”