El reino de los cielos es también como un mercader que busca perlas preciosas.
El coral y el cristal no son dignos de mención; el precio de la sabiduría está muy por encima de los rubíes.
Resumiendo, ahora que se ha hablado de todo: Respeta a Dios y guarda sus mandamientos, pues eso es lo que debe hacer todo el mundo.
“¡Todo pasa! ¡Todo es tan difícil de entender!” dice el Maestro.
Entonces les contó otro relato ilustrado: “El reino de los cielos es como un granjero que sembró buena semilla en su campo.
Cuando encontró la perla más costosa que alguna vez conociera, se fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
¿Qué beneficio tiene ganar el mundo entero y perder la vida? ¿Qué darán ustedes a cambio de su vida?
“Pero ellos ignoraron la invitación y se fueron. Uno se fue a sus campos; otro fue a ocuparse de su negocio.
“No den a los perros lo que es santo. No tiren sus perlas a los cerdos. Así los cerdos no las pisotearán, y los perros no vendrán a atacarlos a ustedes.