Esa es la razón por la que les hablo a ellos a través de ilustraciones. Porque aunque ellos pueden ver, no ven; y aunque pueden oír, no oyen; ni entienden tampoco.
¡Qué ignorantes son, qué tontos! Sus ojos han sido tapados para que no puedan ver, sus mentes cerradas para que no tengan entendimiento.
Escuchen esto, pueblo necio y estúpido, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.
“Hijo de hombre, vives entre gente rebelde. Tienen ojos para ver pero no ven, y oídos para oír pero no escuchan, porque son gente rebelde.
Pero entonces dije: “¡Oh, no, Señor Dios! La gente ya dice: Él sólo cuenta historias!”
“Benditos los ojos de ustedes, porque pueden ver. También sus oídos, porque pueden oír.
Como dice la Escritura: “Dios opacó sus mentes para que sus ojos no pudieran ver y sus oídos no pudieran oír, hasta el día de hoy”.