Porque los necios sólo dicen tonterías, pensando cosas malas. Actúan en contra del Señor, tergiversando lo que dicen. Se niegan a dar de comer al hambriento y niegan el agua al sediento.
Nadie quiere justicia, nadie alega su caso con honestidad. Se apoyan en falsos testimonios y dicen mentiras. Conciben planes malvados, y dan a luz problemas.
Por eso el Señor no está contento con sus jóvenes, no tiene compasión de sus huérfanos y viudas, porque todos ellos son hipócritas y hacen el mal: todos hablan con necedad. Por todo esto él sigue enojado y su mano permanece alzada.
Una buena persona saca cosas buenas de las cosas buenas que tiene guardadas, y una persona mala saca cosas malas de las cosas malas que tiene guardadas.
Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y saduceos venían a ser bautizados, les dijo: “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran del juicio que vendrá?
Juan se dirigió a una multitud que vino a él para bautizarse. “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que escaparan del juicio venidero?” les preguntó.
La gente buena produce lo que es bueno de las cosas buenas que ellos atesoran de lo que guardan por dentro. Las personas malas producen cosas malas de lo malo que guardan dentro de ellos. Lo que llena las mentes de las personas se evidencia en lo que dicen.
El padre de ustedes es el Diablo, y ustedes aman seguir los deseos malos de él. Él fue un asesino desde el principio. Nunca estuvo de parte de la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando él miente, revela su verdadero carácter, porque él es un mentiroso y padre de mentiras.
No usen lenguaje sucio. Digan palabras que animen a las personas cuando sea necesario, de tal modo que sean palabras de ayuda para quienes los escuchan.
Las conversaciones obscenas, las charlas necias, y los chistes con doble sentido son totalmente inapropiados. Por el contrario, deberían dar gracias a Dios.
Todos cometemos errores de muchas maneras. El que no comete errores en lo que dice es realmente una persona buena que puede mantener todo su cuerpo bajo control.
Así es como podemos distinguir a los hijos de Dios y los hijos del diablo: todos aquellos que no obran con justicia, no pertenecen a Dios, ni aquellos que no aman a sus hermanos cristianos.