en ese momento el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: “Quítate la ropa de saco de tu cuerpo y quítate las sandalias”. Isaías así lo hizo y anduvo desnudo y descalzo.
Ese día, tales profetas sentirán vergüenza de profetizar sus supuestas visiones. Pra engañar no se pondrán más sus vestiduras de profetas, hechas de pelo áspero.
Cuando los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablarles a las multitudes sobre Juan. “¿Qué esperaban ver cuando salieron al desierto? ¿Una caña zarandeada por el viento?
He enfrentado trabajo duro y luchas, muchas noches sin dormir, hambre y sed, a menudo he estado sin comida, con frío, y sin ropa para cubrirme del frío.
El hombre más bondadoso y sensible de entre ustedes se negará a compartir su comida con su hermano, con la mujer que ama y con los hijos que le quedan.