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Referencias Cruzadas
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Mateo 11:5

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Los ciegos pueden ver, los paralíticos pueden caminar, los leprosos son sanados, los sordos pueden oír, los muertos han vuelto a vivir y los pobres escuchan la buena noticia.

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41 Referencias Cruzadas  

Así que Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, como le había dicho el hombre de Dios. Su cuerpo quedó curado, su piel se volvió como la de un bebé, y quedó limpio.

Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras presa del pánico y dijo: “¿Acaso este hombre se cree Dios, que tiene poder sobre la vida y la muerte, y me envía a curar a un leproso? Evidentemente, sólo está tratando de inventar una excusa para atacarme, como cualquiera puede ver”.

El Señor devuelve la vista a los ciegos; levanta a los agobiados, y ama a los que hacen lo recto.

Los pobres comerán, y serán satisfechos. Todos los que vengan al Señor lo alabarán ¡Ojalá todos vivan para siempre!

“¿Quién le dio la boca a la gente?” le preguntó el Señor. “¿Quién hace a la gente sorda o muda, capaz de ver o ciega? Soy yo, el Señor, quien lo hace.

En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del rollo, y los ojos de los ciegos verán a través de la oscuridad lo que allí está escrito.

Los humildes serán aún más felices en el Señor, y los pobres encontrarán su alegría en el Santo de Israel.

“Que vuelvan los que tienen ojos y están ciegos, los que tienen oídos y están sordos.

Yo lo hice todo; así llegó todo a la existencia, dice el Señor. Los que miro con buenos ojos son humildes y arrepentidos, y tiemblan cuando hablo.

Yo me convertiré en pastor del rebaño que está listo para ser sacrificado por los comerciantes de ovejas. Entonces tomé dos varas, una llamada Gracia, y la otra llamada Unión, y yo fui el pastor del rebaño.

Sanen a los que estén enfermos. Resuciten a los muertos. Sanen a los leprosos. Echen fuera demonios. ¡Ustedes recibieron gratuitamente, entonces den gratuitamente!

Jesús les respondió: “Regresen y díganle a Juan lo que ustedes oyen y lo que ven.

Entonces le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El hombre entonces extendió su mano y fue sanada, quedando como la otra mano que estaba sana.

Los ciegos y los paralíticos venían a Jesús al Templo, y él los sanaba.

“Benditos son los que reconocen que son pobres espiritualmente, porque de ellos es el reino de los cielos.

Y ellos pudieron ver. Jesús les advirtió: “Asegúrense de que nadie sepa esto”.

La gente estaba completamente asombrada y decían: “Todo lo que él hace es maravilloso. Incluso hace que los sordos oigan y que los mudos puedan hablar”.

Jesús, viendo que la multitud se aproximaba más, le dio orden al espíritu malo: “Espíritu que causa sordera y mudez, te ordeno que salgas de él y no regreses más”.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia al menesteroso. Me ha enviado para proclamar que los prisioneros serán puestos en libertad, los ciegos verán, los oprimidos serán liberados,

Jesús respondió: “Ya les dije, pero ustedes se negaron a creerlo. Los milagros que yo hago en nombre de mi Padre son prueba de quien yo soy.

Pero si lo hago, deberían creerme por la evidencia de lo que he hecho. Así podrán ustedes entender que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre”.

Como resultado de los milagros que Jesús hizo mientras estuvo en Jerusalén durante la Pascua, muchos creyeron en él.

Él vino por la noche donde Jesús estaba y le dijo: “Rabí, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte Dios, porque nadie podría hacer las señales milagrosas que tú estás haciendo a menos que Dios esté con él”.

Pero la evidencia que les estoy dando es más grande que la de Juan. Porque yo estoy haciendo el trabajo que mi Padre me dio para que hiciera,

Entonces Jesús le dijo: “Ve y lávate tú mismo en el estanque de Siloé” (que significa “enviado”). Así que el hombre fue y se lavó a sí mismo, y cuando se dirigía hacia su casa, ya podía ver.

“Pueblo de Israel, escuchen esto: como bien lo saben, Jesús de Nazaret fue un hombre confirmado por Dios ante ustedes por medio de los milagros poderosos y las señales que Dios hizo por medio de él.

Escuchen, mis queridos amigos: ¿Acaso Dios no eligió a los que el mundo considera pobres para que fueran ricos en su fe en él, y para que heredaran el reino que prometió a quienes lo aman?




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