Sanen a los que estén enfermos. Resuciten a los muertos. Sanen a los leprosos. Echen fuera demonios. ¡Ustedes recibieron gratuitamente, entonces den gratuitamente!
Vengan todos los que tienen sed, vengan a beber el agua. Los que no tienen dinero, vengan, pueden comprar y comer. Vengan y compren vino y leche; no necesitan dinero; no cuesta nada.
Pero sólo tú y tus hijos son responsables de tu sacerdocio, haciendo todo lo que concierne al altar y está detrás del velo. Sólo tú debes realizar ese servicio. Te estoy dando el don de tu sacerdocio, pero cualquier otro que se acerque al santuario debe ser ejecutado”.